Por: Fabiola Santillán – 23/abril/2025
Porque en un mundo que a veces se olvida de sentir,
leer sigue siendo una forma hermosa
de seguir creyendo.
Los libros son mucho más que papel y tinta. Son refugio, compañía, espejo y ventana. Descubro como un regalo los ratos en los que me voy a leer a un lugar que no suelo usar para ello: una cafetería, la playa, una manta en un parque. Leer en esos lugares es como abrir una puerta secreta, como si el libro y yo, en complicidad silenciosa, encontráramos una burbuja invisible en el medio del mundo.
A veces cuesta llegar a ese punto de desconexión total, pero cuando lo consigo, me invade una alegría que no se puede describir del todo. Una alegría serena, una libertad íntima, como si por un rato el tiempo no existiera. Y en esos instantes, me siento orgullosa de haberme regalado ese respiro, de haber encontrado ese rincón del universo donde nada más importa que la historia entre mis manos. Porque no se trata solo de leer; se trata de vivir otro mundo, sin dejar de estar en el mío. Y eso, sin duda, es uno de los placeres más mágicos que conozco.
Cada 23 abril, el mundo celebra el Día del Libro, una fecha que no solo conmemora la literatura, sino que honra la profunda relación de amor que los seres tenemos con las palabras escritas.
Celebrar el Día del Libro también es apoyar a autores, editoriales, librerías y bibliotecas. Es reconocer el valor de quienes dedican su vida a contar historias, conservar el conocimiento, defender la libertad de expresión y ¿por qué no? ¡Demostrarle a tu persona favorita cuánto le amas!
Amar los libros es amar lo que somos capaces de imaginar. Es creer que una frase puede cambiar una vida. Que una historia puede abrir un camino. Que una página puede contener todo un universo.
Este 23 de abril, regálate tiempo para leer. Reencuéntrate con ese autor que te marcó, descubre una nueva voz, sumérgete en una historia que te mueva. Porque cada página leída es una forma de amar, de crecer y de vivir más intensamente.
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