EX LIBRIS: PEQUEÑOS TESOROS EN LA PRIMERA PÁGINA

Por: Fabiola Santillán – 13/mayo/2025

«Un día me di cuenta de que mis libros iban y venían… y entonces nació la necesidad de marcarlos, no para que volvieran, sino para que no me olvidaran.»

Nunca pensé en marcar mis libros hasta que perdí uno muy querido. No fue por descuido, sino por ese ciclo natural que los libros prestados tienen… a veces no regresan. En alguna ocasión había un libro que anhelaba mucho tener conmigo, cuando por fin pude conseguirlo, leerlo y comentarlo se acercó una amiga con la finalidad que se lo prestara. Semanas después cuando pedí que lo devolviera no hubo respuesta. Entonces sentí que algo mío se había ido con él, algo más íntimo que las palabras impresas, la ilusión de mi primer libro. Así que me propuse marcar mis siguientes libros, al menos si no volvían, algo de mí se quedaría con ellos. 

Yo comencé a marcarlos con simplicidad. Con pluma mi nombre y fecha de cuando iniciaba la lectura. Con el transcurrir de los tiempos conocí las marcas de agua, esas que le ponen a cada página 12 en las bibliotecas, lo sé porque estuve en el área de desarrollo de colecciones cuando estudiaba Bibliotecología. Fue ahí cuando descubrí el mundo de los ex libris

Detrás de la portada de un libro antiguo, a veces se esconde una pequeña joya, esta diminuta obra de arte, que suele decir simplemente “De la biblioteca de…” acompañada por una imagen, encierra siglos de historia, personalidad y pasión por los libros. 

Imagen: Amazon

¿Qué es un ex libris?

Ex libris significa literalmente “de entre los libros de” en latín. Es una marca de propiedad que suele pegarse en el reverso de la tapa o en la primera hoja de un libro. Aunque hoy podría parecernos algo decorativo o incluso excéntrico, durante siglos fue una forma de declarar amor —y autoridad— sobre la biblioteca personal.

Los ex libris pueden ser escudos de armas, escenas mitológicas, retratos, símbolos, frases filosóficas, e incluso ilustraciones humorísticas. Son como una carta de presentación del dueño del libro, y a veces dicen más que el propio texto.

Uno de los primeros ex libris del mundo data de 1472 y fue grabado en madera. Se conoce como el Hildebrand Branderburg y aunque realmente es un ex dono (marca de donación), su función fue marcar los libros donados del monje Branderburg al monasterio de Buxheim (Alemania).

Imagen: Blogs Princeton

Si nos ponemos estrictos debemos considerar que un ex libris es una cédula de papel, ajena al libro, aunque en la actualidad muchas personas prefieren tener un sello de goma. 

Otra característica de los ex libris es que deben ser realizados en una técnica reproducible del grabado como xilografía o serigrafía.

Si en algún momento decides hacer un ex libris de papel, se debe considerar un tipo delgado y libre de ácido para que el ejemplar no pueda dañarse. 

En México existen muy pocos artistas dedicados a realizar este tipo de obras, sin embargo, talentosos artistas grabadores como Artemio Rodríguez, Nunik Sauret y Joel Rendón han realizado ex libris mexicanos extraordinarios. 

Usar un ex libris es, en el fondo, un acto de amor. Amor por los libros, por la lectura y por dejar una huella. Es una forma de cuidar, de recordar y de rendir homenaje al poder de las palabras.

Así que la próxima vez que abras un libro antiguo y encuentres uno, distante un momento. Mira el dibujo, lee el nombre. Quizás estés compartiendo historia con alguien que, como tú, amó profundamente ese libro.