Por: Fabiola Santillán – 7/agosto/2025
«La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz»
J.L Borges
¿Qué pasaría si les dijera que hay una herramienta capaz de hacernos viajar por el tiempo, vivir mil vidas y entender lo que sienten personas completamente distintas a nosotros?
Esa herramienta no es mágica… es la lectura.
La lectura siempre tiene que ocurrir en algún lado. Y todo lector sabe que en dónde leemos afecta el cómo leemos: con qué placer, disposición y concentración. Leer en la cama, sintiéndose cómodo y relajado es diferente a leer en una estación de metro o en el camión rumbo al trabajo, o bajo el sol en una playa saturada de gente, o en una biblioteca llena de otros lectores, o solo, en el sillón favorito a las diez de la mañana.

Pero no es sólo una cuestión de lugar, de circunstancia. También es una cuestión de tener los libros que queremos, de qué humor estamos, con cuánto tiempo contamos y si somos o no interrumpidos. Por no mencionar nuestra actitud general hacia la lectura (si es algo que en sí disfrutamos o no) y por qué estamos leyendo en ese momento en particular (por obligación o por placer).
¿Por qué resulta tan difícil leer un libro? Y, lo más importante, ¿qué impide disfrutar de uno?
Para que leer se convierta en hábito, debe haber algo más que obligación: hace falta contexto, entusiasmo y comunidad.

1.- Llevar siempre un libro contigo.
La idea es que lleves el libro no solo cuando tienes la intención de ponerte a leer, sino siempre a todas partes a donde vayas. Dicho de otra manera: en tu tote bag o mochila que no falte nunca una buena lectura.Y es que nunca sabes cuándo va a surgir un momento inesperado para leer: en el trayecto del bus, mientras esperas en el café que llegue tu amiga, a la hora de comer…. ¡quién sabe! Tener un libro a mano te permite transformar tiempos muertos en oportunidades para disfrutar de la lectura, haciendo que este hábito sea una parte natural de tu día a día. Ya verás como así lees muchísimo más.
2.- Espacio bonito
Esta actividad requiere de un espacio que transmita calma y concentración para ti. Por ello, aleja todo tipo de distractores que puedan entorpecer tu lectura. Si solo cuentas con pocas horas libres al día, emplea unos cuantos minutos para sumergirte en el libro.
3.- No te distraigas
Una vez tengas definido tu espacio, asegúrate de que nada va a impedir que te pongas a leer. Elimina distracciones, como dispositivos electrónicos, llamadas o visitas inesperadas, para crear un ambiente tranquilo y puedas concentrarte y disfrutar de la magia de la historia.
4.- Comienza con libros cortos
Para animarte a leer más: elige libros cortos, esos que son como bocados deliciosos: pequeños, satisfactorios y que te dejan con ganas de más. Optar por libros cortos no solo te permite disfrutar de nuevas historias completas en tiempo récord, sino que también es como saborear un bocado literario que te dejará con un apetito insaciable por nuevas lecturas.
Además, la sensación de cerrar la tapa de un libro rápidamente te dará sensación de logro. Y es como un entrenamiento que te preparará para enfrentar lecturas más extensas con la confianza de un lector consumado. ¡Ya lo verás!

5.- Prémiate
No te olvides de celebrar tus logros al alcanzar metas de lectura con pequeñas recompensas. Date pequeños premios que te motiven a seguir leyendo. ¡Un nuevo libro por ejemplo!
La conexión entre la lectura y la gratificación personal refuerza positivamente el hábito, convirtiendo la experiencia de leer en algo aún más placentero.
